El viaje de Vogler.
Como os dije en la entrada anterior, me detendré un poco más en explicar esta teoría: la estructura como viaje mitológico. Hasta
ahora hemos visto cómo desarrollar un principio de estructura en 3 actos. Esos
tres actos están delimitados por varios puntos de giro o golpes de efecto que
ya debemos conocer —en concreto, cuatro: catalizador o premisa, primer punto de
giro o conflicto, segundo punto de giro o clímax y final o resolución, al que
podemos añadir un quinto giro en el punto medio del film—. Es decir, aquí
comienza nuestro trabajo de escritura por etapas. Ya no tenemos que pensar en
escribir un largo guion de 90, 100 o 120 páginas, sino que, conociendo esas
cuatro o cinco variables o etapas en nuestra historia, el recorrido será algo
más cómodo pues, sabiendo que partimos del catalizador, hemos de escribir entre
15 o 20 páginas para llegar al conflicto. Y, desde aquí, unas 30 o 40 hasta el
punto medio. Del punto medio al clímax tendremos otras tantas, y de este al
final, 10 o 15 páginas más. Así, sin duda, el trabajo resultará algo más fácil.
Pero todavía podemos hacerlo aún más sencillo. ¿Cómo? Buscando nuevas etapas
intermedias que hagan los recorridos más cortos —y, por lo tanto, más llevadera
la tarea de conseguir nuestras pequeñas dosis de dopamina—, además de apuntalar
y hacer más sólida la estructura de la historia.
¿Cómo
podemos mejorarla? ¿Qué es lo que hace que una historia sea inolvidable? Pues seguramente
consiguiendo que se convierta en una leyenda y sus personajes en mitos. ¿Y qué
es un mito? Es una metáfora para explicar un misterio que escapa a la comprensión
humana o también, como define la Real Academia, un “relato o noticia que
desfigura lo que realmente es una cosa, y le da apariencia de ser más valiosa o
más atractiva”. O, como se escuchaba al final de “El hombre que mató a Liberty Valance” (The
Man Who Shot Liberty Balance, John Ford,
1962): «Cuando la leyenda se convierte en
hecho, imprime la leyenda».
Si
conseguimos dotar a nuestro guion de una estructura mitológica (añadida a la
que ya conocemos de los tres actos), estaremos más cerca de concebirla más
seductora, interesante e imperecedera.
El
consultor de guiones Christopher Vogler
ha basado buena parte de su experiencia personal en el análisis de la
estructura mítica de los guiones después de
analizar cómo estaban contadas en la antigüedad la mayoría de las hazañas de
los héroes clásicos, construyendo una estructura de viaje circular. Ese esquema
(con algunas modificaciones) nos será de gran ayuda para definir el viaje
mitológico en nuestro guion.
Obsérvese
la Figura 1, comenzando por el ítem que señala las doce en punto y
siguiendo el avance de las agujas del reloj (de izquierda a derecha).
-Figura 1-
- El mundo ordinario.
- La
llamada de la aventura.
- El
rechazo de la llamada.
- Los
consejos del mentor.
- Cruzando
el primer puente.
- Pruebas,
aliados y enemigos.
- En
lo más profundo del pozo.
- La
odisea o el calvario.
- Se
vislumbra la recompensa.
- La
vuelta a casa.
- Muerte
y Resurrección.
- Retorno
al paraíso.
Como
en el tablero de la oca (otra vez los juegos), toda estructura mítica se puede
dividir en doce trances:
Ni
que decir tiene que, en la mayoría de los casos, estas doce etapas son
alegóricas o metafóricas, a veces tan sutiles que son difíciles de advertir.
Pero otras veces se visualizan de forma manifiesta y ostensiblemente notoria.
Quizá el ejemplo más perceptible de esta estructura mitológica es la vida de Jesús narrada en los cuatro Evangelios.
No en vano, los evangelistas Marcos,
Lucas, Mateo y Juan no
escribieron sus obras en hebreo o arameo, sino en griego, como todos los grandes
autores épicos de aquel tiempo. No estoy diciendo aquí que la existencia de Jesucristo sea una ficción, ni mucho menos, solo que sus biógrafos
conocían las reglas y modelos de la escritura clásica y las aplicaron. Sin
lugar a dudas, hubieran sido unos grandísimos guionistas de haber vivido en
nuestros días.
La
vida de Jesús, con sus doce etapas
de viaje mitológico, ha dado lugar a numerosísimas adaptaciones
cinematográficas, algunas de ellas auténticas obras maestras, como: “Rey de Reyes” (King of Kings, Nicholas Ray, 1961),
“El evangelio según san Mateo” (Il
Vangelo secondo Mateo, Pier Paolo
Pasolini, 1964), “La historia más
grande jamás contada” (The
Greatest Story Ever Told, George Stevens,
1965), “Jesucristo Superstar” (Jesus
Christ Superstar, Norman Jewison,
1973), “Jesús de Nazareth” (Franco Zaffirelli, 1977) e incluso “La vida de Brian” (Life of Brian, Terry Jones, 1979) o
“La última tentación de Cristo” (The Last Temptation of Christ, Martin
Scorsese, 1988).
La
aplicación de esta estructura mitológica en algunos guiones es lo que hace que
historias tan distintas como la vida de Jesucristo
o la de “Superman” (Richard Donner, 1978) sean tan
similares. Recordad el comienzo de “Superman”
cuando Jor-El (Marlon Brando) envía
a la tierra a su único hijo, Kal, desde el planeta Kryptón diciendo que para
los humanos “será como un dios”. O
cuando el pequeño Kal, a bordo de una nave que cruza los cielos como una
estrella fugaz, aterriza en la Tierra y es adoptado y criado por los Kent,
Jonathan y Martha, un matrimonio de granjeros cuyas iniciales curiosamente
comienzan por J y M, como las de José y María. No es casualidad tampoco que,
antes de comenzar su vida pública, el joven Clark Kent (Christopher Reeve) se retire a un desierto helado donde escucha de
nuevo la voz de su padre desde los cielos, ni que comience su actividad en el
Daily Planet de Metrópolis a los 33 años, obrando a partir de ese momento toda
suerte de milagros con sus súper poderes, incluso resucitando a Lois Lane (Margot Kidder). Y un largo etcétera de
coincidencias.
Y
es que tal vez este tipo de estructura no se pueda aplicar a cualquier relato,
pero por su carácter mitológico es la más apropiada para historias épicas, de
aventuras o fantásticas. Ejemplos inolvidables de estructuras mitológicas son “La guerra de las galaxias” (Star Wars, George Lucas, 1977), “En busca del arca perdida” (Raiders of the Lost Ark, Steven
Spielberg, 1981), “Harry Potter y la piedra filosofal” (Harry
Potter and the Philosopher's Stone, Chris
Columbus, 2001) o la ya mencionada anteriormente “El señor de los anillos” de Peter
Jackson.
Ya
dijimos también que William Shakespeare
había escrito su “Romeo y Julieta”
inspirándose en el mito de “Píramo y
Tisbe”. Si está inspirada en un mito ¿funcionará también aquí la estructura
mitológica ideada por Vogler?
Veámoslo, aunque solo sea por curiosidad:
1. El mundo ordinario: (págs. 1 a 9) Verona, regida por el
Príncipe Della Scala, vive con desazón la rivalidad entre los Montesco y los
Capuleto.
- La llamada de la aventura:
(págs. 9 a 15) Romeo, enamorado de una tal Rosalinda, se entera de
que ésta va a asistir a una fiesta organizada por los Capuleto y decide
ir.
- El rechazo de la llamada: (págs. 15 a 20) La señora
Capuleto, madre de Julieta desea casar a su joven hija con el conde Paris
(acontecimiento que no la emociona, precisamente). Mientras tanto, Romeo
duda si debe asistir a la fiesta.
- Los consejos del metor: (págs 20 a 28) Julieta pide
consejo a su ama y Romeo se sincera con su amigo Mercucio, que le convence
para acudir a la celebración.
- Cruzando el primer puente: (págs 28 a 30) En la fiesta, Romeo
conoce a Julieta y ambos quedan prendados
- Pruebas, aliados y enemigos: (págs. 30 a 59), Ambos enamorados
se enteran de que pertenecen a familias rivales. Tebaldo, primo Capuleto
de Julieta, descubre la presencia de Romeo y Mercucio en la fiesta y jura
venganza. Romeo y Julieta se ven a escondidas en el balcón. Romeo acude en
busca de Fray Lorenzo. Con la complicidad del fraile y del ama, Romeo y
Julieta se casan en secreto.
- En lo más profundo del pozo: (págs. 59 a 65) Tebaldo se
enfrenta a Mercucio y le da muerte. Romeo, aún a su pesar, venga la muerte
de su íntimo matando a Tebaldo.
- La odisea o el calvario: (págs. 65 a 72) Los padres de
ambos, Montescos y Capuletos, acuden al Príncipe de Verona para que
imponga justicia y éste, condena a Romeo al destierro. Julieta es
informada del lance, pero aún así le sigue amando.
- Se vislumbra la recompensa: (págs. 72 a 92) Sin dejarse
abatir, Romeo, ayudado por su fiel Fray Lorenzo, trama un plan para
encontrarse con Julieta y huir juntos. Los enamorados se despiden en el
balcón. La señora Capuleto informa a su hija de su próxima boda (dentro de
tres días) con el Conde Paris.
- La vuelta a casa o segundo puente: (págs 92 a 99) Julieta acude a
informar a Fray Lorenzo de los planes de su madre y éste le proporciona un
bebedizo que la supondrá muerta, de forma que, una vez en la cripta, pueda
encontrarse con su esposo. Él mismo se encargará de avisar a Romeo. Pero
la señora Capuleto decide anticipar la boda de su hija para el día
siguiente con lo que Julieta, para no cometer bigamia, bebe la pócima con
un día de anticipación según lo previsto.
- Muerte y resurrección: (págs. 99 a 120) Aparentemente,
Julieta muere y los Capuleto llaman a Fray Lorenzo para celebrar las
exequias. El fraile no puede avisar a Romeo del engaño. Baltasar, un
criado de los Montesco, informa a Romeo de la muerte de su amada. Romeo
compra un veneno (de los que matan de verdad) a un boticario para
utilizarlo en caso de que sea verdad. Julieta es llevada a la cripta.
Romeo entra en el mausoleo y, creyéndola muerta, decide beber un veneno
poniendo fin a su vida. Julieta despierta de su sopor temporal y descubre
a su esposo muerto. Ante la perspectiva de vivir una vida sin amor, se
suicida con el puñal de su amado confiando encontrarlo en el Más Allá,
donde puedan disfrutar de su amor eternamente.
- Retorno al paraíso: (págs. 120 a 125) En presencia del
Príncipe de Verona, sus familias, conocedoras de la tragedia y
escarmentadas con la acción ejemplarizante de sus hijos, deciden poner fin
a sus querellas y no volver a enemistarse nunca más.
Con este pequeño divertimento, a modo de inciso, tan solo
quiero incidir en una premisa básica:
TODO ESTÁ CALCULADO PARA
QUE EL JUEGO FUNCIONE
Siempre será poco el tiempo que empleemos en trabajar un guion
porque en este, cada acto, cada punto de giro, cada escena, cada diálogo, han
de estar matemáticamente programados con exactitud meridiana. O dicho de otro
modo, todo lo que no haga avanzar a la historia está de más y debe eliminarse.
En nuestra estructura mítica también hay dos mundos (ver Figura 2): el mundo ordinario —del cual salimos y al cual hemos de regresar— y el
mundo especial (o mundo de los líos y conflictos) al que hemos de ir para
resolver nuestros problemas. Obsérvese en el gráfico que, siguiendo las agujas
del reloj, al primer mundo le corresponden los actos 1º y 3º, mientras que el
2º acto se desarrolla por completo en el mundo fantástico o especial. Si
comparamos la Figura 1 con la Figura 2, veremos que el paso de
nuestro protagonista por el primer puente
y su muerte y resurrección coinciden también que los puntos de giro (PPG y
SPG) de nuestra estructura formal. Asimismo, las proporciones de duración de
los actos son aproximadamente idénticas a las convencionales: el primer acto
dura 4 gajos de nuestro círculo, el segundo 6 gajos (la mitad de los 12 que
tenemos) y el tercero tan solo 2 gajos.
-Figura 2-
He
de confesar que cuando en el año 1995 me enfrenté por primera vez a la
escritura de un largometraje, la adaptación de la novela de Wenceslao Fernández Flórez “El bosque animado”, encontré numerosos
obstáculos para definir una estructura que realmente funcionase ya que la novela
era muy episódica, es decir, realmente cada capítulo era un relato distinto y
autoconclusivo, protagonizado por diferentes personajes cuyo único nexo era que
todos vivían en el entorno de la fraga de Cecebre. Después de dos años de
pelearme con esta adaptación, asistir con el proyecto a un seminario de Linda Seger y casi veinte reescrituras,
descubrí por casualidad en una librería de Londres el libro de Christopher Vogler “The Writer’s Journey”, y comencé a ver
la luz. Dado que pretendía ser una película familiar y de aventuras, elegí como
protagonista principal al topo Furacroyos y seguí escrupulosamente cada una de
las 12 etapas trazadas por el autor. Vogler,
además de escritor, era consultor de guiones de la Disney y ha participado,
entre otras, en películas de animación como “Aladdin” (John Musker, Ron Clements, 1992) “El rey
león” (The Lion King, Rob Minkoff, Roger Allers, 1994), “Hercules” (John Musker, Ron Clements, 1997) o “Mulan” (Barry Cook, Tony Bancroft, 1998) y
otras de imagen real como “Cisne negro” (Black Sawn, Darren Aronofsky, 2010)
o “Noé” (Noah, Darren Aronofsky, 2014),
todas ellas muy mitológicas, si se me permite decirlo.
En
el año 98 finalicé mi última reescritura (la vigesimosegunda) y conseguimos
estrenar la película en el año 2001. Un año más tarde se publicó en España “El viaje del escritor” y
lo compré también en castellano para volverlo a leer ya traducido a mi lengua.
Si,
como cuando yo empezaba en el oficio, os atascáis con la estructura de alguna historia
o sois víctimas de la procrastinación de la que ya hemos hablado, os recomiendo
seguir la estructura mitológica de las 12 etapas. Además de marcaros una pauta
y serviros de inspiración, un guion de 90 páginas dividido entre 12 etapas, nos
deja solo una media de 7,5 páginas para desarrollar cada una de ellas. Y, como
ya dijimos en la primera parte de este libro, siempre es mucho más gratificante
condensar que alargar, que no nos llegue el espacio del que disponemos para
escribir a que nos sobre y no sepamos qué contar, o bien nos dediquemos a
escribir por escribir, llenando páginas sin ton ni son. Es decir, si comienzas
tu historia y tienes que presentar a los protagonistas y sus circunstancias, en
su mundo ordinario, y ver cómo reciben una llamada a la aventura y, para ello,
tan solo dispones de siete páginas y media, el trabajo será mucho más asequible
y cómodo que pensar que te quedan por delante un mínimo de 90 folios en blanco.
Lo dicho, el Camino de Santiago no se hace recorriendo del tirón 775 km, sino
31 etapas de 25 km de media.
Para finalizar este capítulo, solo deseo manifestar que
sé positivamente que muchos guionistas están en contra de planificar las estructuras
de sus historias y prefieren lanzarse a la aventura sin el férreo corsé impuesto
por una hoja de ruta previa. De acuerdo, cada uno que utilice el método que le
funcione. A mí el mío me da buenos resultados porque las historias arquetípicas
funcionan siempre. Solo digo que, para saltarse las normas, antes hay que
conocerlas y experimentar con ellas porque, si no, no es que seas un
transgresor, sino simplemente un indocumentado. Ello no quiere decir que
tengamos que respetar infaliblemente cada una de las proporciones, medidas,
puntos de giro y golpes de efecto de los que hemos hablado como si fueran
dogmas de fe, sino tan solo echar mano de todo lo que nos facilite el trabajo y
haga que nuestra historia funcione, desechando todo lo demás. A no ser, claro
está, que te llames Joe Eszterhas y
hayas escrito “Instinto básico”
(Basic Instinct, Paul Verhoeven,
1992), en cuyo caso estoy seguro de que habrás utilizado la “plantilla” del
manual del perfecto thriller sin salirte ni un ápice de sus reglas y medidas.
Propuesta de ejercicios:
Usando alguna de las sinopsis que tengáis escritas, desarrollad una estructura esquemática en forma de viaje mitológico, señalando cada uno de los doce estadios o trances del "viaje" y dónde comienza y termina cada acto.
La próxima semana subiremos un nuevo peldaño en nuestra particular escalera, directamente a lo que en nuestro argot denominamos escaleta. Hasta la semana que viene. ¡Sed felices!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Echa tu carta al buzón