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lunes, 20 de junio de 2011

Frank Soutelo

Benquerido Miguel Anxo:

Parabéns! A pasada fin de semana, lin no suplemento Culturas de La Voz de Galicia que a túa nova novela, “Lume de Cobiza”, editada por Galaxia hai só un mes, cuarta aventura da saga de Frank Soutelo (detective máis particular que privado), xa está de terceira no ranking de máis vendidas. Meréceo porque é un relato, como os anteriores, entretido, simpático, emocionante, con intriga, retranca e, ademais, cheo de referencias cinéfilas. Non en balde hai un par de anos comenteiche que se algunha vez traías a Frank a Galicia —xa que os seus primeiros casos desenvolvíanse en Los Ángeles— trataría de adaptala para a pantalla. Que calado o tíñas! Xa daquela andabas pensando en traelo para que resolvese este novo caso (un caso en Galicia) durante a vaga de lumes que arrasou esta terra no 2006. De modo que agora está a pelota sobre o meu tellado.

Frank non só está en Galicia senón que xa ten a súa web (http://www.franksoutelo.com/) e mesmo o seu grupo en Facebook. E, como non podía ser menos, posto que no cine e, en xeral, en todo produto audiovisual hai que cumprir a máxima de non aburrir (Wilder & Hitchcock dixit), ímos intentalo e o vindeiro mércores, Víctor F. Freixanes, director xeral da editorial Galaxia, ti e máis eu anunciaremos a súa adaptación para película para televisión (e quen sabe se algo máis...) ás 20:30 horas da tarde no hotel AC Palacio do Carmen de Santiago que, mira ti por onde, é o hotel onde se aloxa Frank de paso por Compostela neste apaixonante thriller en formato de road-movie galaicoamericano.

Desde aquí quero agradecerche o privilexio de que confíes en min e na miña empresa para adaptar a túa novela. E non só iso, senón tamén as moitas horas de dedicación, os bos consellos e, sobre todo, a amizade coa que me agasallas xa dende hai moitos anos.

Graciñas. Unha forte aperta,

Ángel

P.D.- E se alguén ten curiosidade e quere mercar o libro, pode facelo desde a web de Biblos Clube.

martes, 14 de junio de 2011

Danzas orientales

Queridas Jael y Yaya

Me gustan las tradiciones porque me dan seguridad. Supongo  que para vosotras bailar es una tradición. Y celebrar todos los años el Festival de Danza Oriental, que en esta ocasión alcanza ya la VIII edición, también lo será. Para mí lo es ir a veros todos los años en la misma fecha que además coincide con mi cumpleaños. ¿Que cómo voy a celebrar mi cumpleaños este año?, me peguntaba siempre al llegar estas fechas, hasta no ha mucho. Estoy seguro de que a vosotras, como a todo el mundo, se os ocurrirían mil formas distintas y divertidas de hacerlo. A mí también, pero el hecho de pensar cada año cómo festejarlo acaba siendo a veces un incordio y hasta te puede producir cierta inquietud. A mí ya no, porque se ha convertido en toda una tradición que acabe celebrándolo yendo a ver vuestra gala en donde todos los años exhibís vuestros vistosos bailes, coreografiados por Marián Argüelles, en un recorrido mágico que desde Al-Andalus hasta al Bollywood de la India, pasando por el Egipto de los faraones o la Persia de las mil y una noches, con los que nos hacéis partícipes de vuestros sueños a todos los espectadores. 

Sé mejor que nadie, porque me dedico al mundo del espectáculo, lo duro que es cada día, después de vuestros trabajos y quehaceres habituales, dedicarle las horas necesarias a esa afición en la que, a mi humilde juicio, ya os estáis convirtiendo en auténticas profesionales. Este año me han sorprendido y encandilado especialmente la danza de las velas, la de los sables, la de los abanicos. Y esas telas y gasas multicolores hondeando como olas de algún exótico piélago, esos trajes fascinantes cuyas colas se despliegan como plumas de pavo real. 

Pero no solo me hipnotiza el oropel de vuestros ritmos, músicas, trajes, adornos, también me cautiva vuestro esfuerzo. Me recuerda aquella película (luego también serie) de Fama –me refiero a la primera versión, de Alan Parker en1980, el remake de Kevin Tancharoen en el 2009 no lo he visto- con aquella frase lapidaria que decía: “la fama cuesta y es aquí donde vais a comenzar a pagar con sudor”. 

Cuando os veo bailar pienso en los esfuerzos y sacrificios de todos esos bailarines y bailarinas de ballets (recordad “Cisne negro” que, aunque algo truculenta, reflejaba muy bien ese sacrificio, en este caso obsesivo, representado por el personaje interpretado por Natalie Portman), los esforzados deportistas que cada día intentan perfeccionarse en un deporte, o los para mí más cercanos actores que ensayan, estudian, se preparan, van a clases de dicción, de interpretación, etc. 

Viéndoos bailar incluso tengo la sensación de que me esfuerzo poco. Los cumpleaños suelen ser un excelente momento para replantearse el futuro, especialmente el más cercano, o sea, el año inmediatamente siguiente. Por eso, cuando todos los años celebro mi cumpleaños yendo a veros bailar a vosotras y a vuestras compañeras, vuestro ejemplo me sirve de acicate para esforzarme en hacer mejor las cosas cada día y sacar el tiempo de donde sea para poder dedicarlo a lo que realmente me gusta. 

Y de paso, soñar, que nunca está de más, soñar con otros mundos, otras culturas, con nuevas ilusiones. En fin, que solo quería daros las gracias por tan agradable regalo de cumpleaños y por haberlo convertido en tradición. 

Seguid siempre soñando y haciendo soñar a vuestros admiradores, entre los que me encuentro. ¡Enhorabuena! Y hasta el año que viene. 

Un beso, Ángel

P.D.- Además, lo que presumo luego colgando la foto de cada año (gracias, David) en el Facebook… ¡soy la envidia de todos mis amigos! Sed felices.

domingo, 12 de junio de 2011

Correspondencia


Queridas/os amigas/os:

Hoy,12 de junio, cumplo años. Cuarenta y ocho tacos, nada menos (así, en letra, parecen menos que en número). Y he decidido regalarme un blog. Este blog, Cartas desde mi Toscana. Como sabéis algunos de los que me seguís habitualmente, tengo otros, todos ellos profesionales destinados a hablar de proyectos cinematográficos concretos: losmuertosvandeprisa.bolgspot.com remandoalnorte.blogspot.com,  cuentodelobos.blogspot.com  y queridagina.blogspot.com.

Ocurría que al final siempre acababa por escribir sobre temas personales que muchas veces poco o nada tenían que ver con el proyecto en cuestión. Así, desde ahora, centraré mi correspondencia desde este, dejando los otros solo para cuestiones que atañan directamente a aquellos largometrajes.

Hace ya seis años que comencé a escribir blogs. Me introdujo en ello mi amiga Miriam y comencé a publicar en una noche de insomnio del 2005 desde el hotel O cabazo, en Ribadeo, mientras localizaba para mi película Los muertos van deprisa. Aquel blog era anónimo, firmaba como Sean Thorthon y se llamaba Blanca Mañana, un homenaje a El hombre tranquilo de John Ford y a la casita que este tenía en Irlanda, White O'Morning, que luego utilicé como nombre de la taberna de mi película.

Hoy cambio aquellos pagos fríos por otros más cálidos y me voy a la Toscana. Uno de los parajes más bellos del mundo donde siempre he fantaseado con comprarme una casa para ir allí solo a relajarme, a leer, escribir, pintar, escuchar mis viejos vinilos y pasear por el campo. En fin, esos sueños que tantas veces hemos vivido en películas románticas (y a veces algo ñoñas) como Bajo el sol de la Toscana y otras.

El verano pasado, cuando localizaba con Susana, María y Carla para el documental Querida Gina, el mismo día en el que por la mañana cumplí uno de mis deseos, visitar Cinecittá, por la tarde veía atardecer en Brolio, en la casa donde Bertolucci rodó Belleza Robada y os diré que con la luz de aquella puesta de sol, desde lo alto del redondeado otero rodeado de valles de altos cipreses, viñedos y olivos, sufrí una especie de síndrome de Stendhal -no en vano también se le conoce como síndrome de Florencia, capital de la Toscana- y lloré ante la "acumulación de tanta belleza", como lloré al llegar al último capítulo de Humillados y ofendidos de Dostoyevski, o como lloré en el Liceo de Barcelona viendo Turandot, cuando Liú se quita la vida por amor a Calaf, o como lloré en Venecia, con Laura, escuchando un quinteto de cuerda en San Marcos mientras el mundo se hundía.

Ocurre que, mientras espero a poder cumplir mi deseo de retirarme a la Toscana en cuerpo y alma, la Toscana de este blog puede estar en cualquier lugar, porque no es un sitio físico sino un estado de mi mente. Aquel a donde me retiraré siempre que quiera descansar y escribir tranquilamente mi correspondencia, como se hacía antes, con papel y pluma estilográfica, esa preciosa pluma Montblanc que me regaló mi exmujer con la que siempre comienzo a escribir las cosas importantes.

Le escribiré cartas a amigos y desconocidos, a famosos y gente anónima, a personajes de ficción y personas de carne y hueso, a vivos y muertos. Salvando las lógicas distancias y posibles comparaciones, la idea me surgió al recordar aquel precioso librito del patriarca de Venecia, Albino Luciani, titulado Ilustrísimos señores, compuesto por una recopilación de cartas que escribió a personajes históricos, reales o no, el que luego llegaría a ser papa Juan Pablo I, de tan breve pontificado.

Comienza aquí, pues, mi blog epistolar. Espero que sea de vuestro agrado y recordad que también a mí me gusta recibir correspondencia de vez en cuando. Sed felices.