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miércoles, 8 de octubre de 2014

De brunchs, teatros y agüita... moscovita.

El tercer edificio de la izquierda, de color verde pastel, es el teatro Chejov,
visto desde la avenida Tverskaja.

Hoy por fin dispuse de un traductor de español en Moscú: un joven abogado armenio que aprendió el idioma trabajando en Buenos Aires. ¡El mundo está lleno de gente curiosa! Él me ayudará pasado mañana a presentar "Arrugas" -y a responder a las preguntas que surjan entre el público durante el debate posterior- en el Congreso que, sobre la vejez, comienza mañana en Moscú bajo la iniciativa de la Fundación Timchemko. Aquí podéis encontrar más información.

Precisamente esta mañana he conocido la Directora de la Fundación en un gratificante, larguísimo, interesantísimo y también emotivo encuentro. María, la directora, es una gran admiradora de "Arrugas" y una incansable luchadora por dignificar y mejorar la calidad de vida en la vejez. La reunión supuso mi segundo desayuno del día en menos de dos horas, un brunch en toda regla. Pero el lugar del encuentro merecía la pena: el café Pouchkine, con siglos de de historia tras sus paredes, en el boulevard Tverskoy, al lado de la plaza de Aleksandr Pushkin (del que toma el nombre).

Uno de los salones del café Pouchkine (Pushkin) donde hoy desayuné por segunda vez.

Fue una conversación apasionante de más de dos horas terminada la cual, rehusé un taxi para poder dar un paseo de vuelta al hotel -y bajar alguna de las calorías ingeridas- perdiéndome por aquel barrio que debe ser el que más teatros por metro cuadrado tiene de toda Europa. Allí están el teatro Pushkin, por supuesto, el teatro Gorky, el teatro Stanislavsky & Nemirovich-Danchenko, el teatro Chejov, el teatro de la Comedia Musical... Y, mezclada con la satisfacción del paseo, la pena de no tener tiempo para poder ver en vivo alguna obra.

Me hizo gracia encontrarme en Moscú con trolebuses como los de mi infancia en A Coruña.
También los hay de dos pisos.

Por el camino, en el escaparate de una tienda de souvenirs, encontré esta especie de precioso cacharro para quemar aguardiente. ¿A qué todavía les hago una queimada con vodka antes de irme?


Hasta los cacharros para quemar orujo -en realidad son para servir ponche- son bonitos...

Comida ligera -con tanto desayuno, se terciaba una ensaladita light- y el resto de la tarde escribiendo en el hotel hasta la hora de la cena. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, ¿tal vez un vodka después? Por cierto, la palabra vodka sirve aquí para mencionar cualquier licor destilado y deriva de vodá (agua). En concreto, es su diminutivo, o sea, "agüita". ¡Estos rusos son unos cachondos...! :D

Sed felices! ;)

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