«Lo bueno, si breve, dos
veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo».
(Baltasar Gracián,
Oráculo manual y arte de prudencia).
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Segundo peldaño: LA SÍNTESIS
La
síntesis, conocida en el gremio con el anglicismo “story-line” importado
de Hollywood —literalmente “la línea de la historia”—, no es otra cosa que la
suma y compendio de una materia o, lo que es lo mismo, la breve y sumaria
exposición escrita de lo más sustancial de nuestro argumento. Es decir, un brevísimo
resumen de no más de tres a cinco líneas que nos sintetice lo más relevante de
la trama principal de nuestra historia.
En
definitiva, la síntesis debe constituir la guía u hoja de ruta de la trama principal que nos servirá para no
desviarnos nunca del rumbo previsto. Es, por decirlo de otra forma, el guion de
nuestro guion. Y, creedme, nunca comienzo a escribir ni una línea hasta que
tengo construida esta premisa. Generalmente lo suelo tener tan claro que jamás
he de volver atrás para modificarla pero, en el caso de que, avanzada la
escritura del guion, desease cambiar alguno de los términos de la trama,
entonces regresaría al punto de partida para modificar esta síntesis antes de
continuar con la historia, ya que ella constituye la brújula que señala siempre
el norte y a la que invariablemente debo observar con el rabillo del ojo para
no perderme en el camino.
En
principio, como hemos señalado antes y mientras nadie nos demuestre lo
contrario, cualquier idea es válida para construir una historia. Tan sólo
necesita de un fermento que provoque una agitación o alteración del ánimo
cotidiano o rutinario. Por ejemplo:
Romeo y Julieta se aman.
Fijaos
que nuestra síntesis siempre arranca mencionando primero a nuestro/s
protagonista/s (Romeo y Julieta) y, a continuación, una acción (se aman). A
esta especial levadura –en nuestro ejemplo, el amor que remueve la existencia
de unos personajes precipitándolos a un viaje de consecuencias inciertas– la
llamaremos Catalizador de Apertura (CA) o Premisa.
LA HISTORIA ARRANCA CON UN
CATALIZADOR O PREMISA
Indiscutiblemente,
cuanto más atractivo y vigoroso sea nuestro catalizador, más interés suscitará
el arranque del guion y de la futura película, aunque también será mucho más
difícil mantener motivado al lector o al espectador pues, recordemos, la
intensidad de nuestra historia ha de ser siempre creciente. O, en palabras de Cecil B. De Mille, «las películas
han de comenzar con un terremoto y, a partir de ahí, ir subiendo en intensidad».
Pero,
como no solo de catálisis –léase, transformaciones, alteraciones o evoluciones–
vive la humanidad, surge un conflicto, un “pero”. Algo se opondrá a su amor (catalizador),
lo que supondrá un giro o vuelco total en la acción (un punto de giro).
Yo
uso un truco para identificar exactamente cuál es el problema verdadero de la
historia que pretendo contar. En concreto, tendremos una historia, siempre y
cuando seamos capaces de resumirla en dos oraciones unidas dentro del mismo
enunciado por la conjunción adversativa pero. Es decir:
Romeo y Julieta se aman,
PERO sus familias, los Montesco y los Capuleto, se odian.
Es
obvio que si sus familias se apreciaran no tendríamos historia, porque ¿a quién
le podría interesar un chisme sobre la aburrida vida cotidiana de dos
adolescentes de familias anodinas y ociosas en la Verona del siglo XVI, sino
fuera porque, en determinado momento, se incorpora a la obra una peripecia o
conflicto dramático capaz de conmovernos?
Recordemos
que pero, en su acepción como sustantivo, expresa objeción. Es decir, un
pero no es otra cosa que un problema, lo que en nuestra jerigonza denominaremos
Primer Punto de Giro (PPG).
Por lo tanto:
SIN CONFLICTO, NO HAY
HISTORIA
Nuestra
historia consistirá precisamente en tratar de resolver ese conflicto —de
naturaleza dramática, cómica, trágica, emotiva u otra— o, dicho de otro modo,
del desarrollo de los acontecimientos y episodios encaminados a solucionar un
determinado suceso eventual, cuya aparición ha truncado la usual progresión de
los hechos.
Y
aquí es donde debemos incorporar a nuestra síntesis una unidad adverbial del
tipo empero, sin embargo, no obstante, con todo, etc., que introducirá
en el enunciado un nuevo sentido adversativo a modo de desenlace:
Romeo y Julieta se aman,
PERO sus familias, los Montesco y los Capuleto, se odian,
SIN EMBARGO la muerte de
sus hijos acabará reconciliándolas.
Porque
es así como termina la tragedia de Romeo y Julieta, con la reconciliación de
ambas familias, es decir, resolviendo el conflicto que habíamos planteado,
aunque en este caso de forma muy trágica. Esta locución conjuntiva adversativa
constituye lo que llamamos el Segundo Punto de Giro (SPG).
En
muchos de mis talleres, cuando solicito a mis alumnos que me escriban las
síntesis de sus historias, algunos tratan de escamotearme el final, todo eso
que va después del “sin embargo”. Unos porque no lo tienen todavía claro y
otros porque desean guardar celosamente la resolución de su historia para crear
más interés. Resulta evidente que si tratamos de vender a alguien nuestra
historia, de provocar las ganas de que se lea el guion o vea la película, no
debemos revelarle el final. Esta es una táctica que utilizaremos para venderla.
Pero aquí se trata de construir un resumen muy conciso, pero completo, del
argumento. La síntesis, en nuestro caso, es una herramienta de trabajo para
nosotros mismos, por lo que no podemos ocultarnos el fin de la trama en ningún
caso.
Otra
cosa es que no sepamos cuál es el final. Yo siempre recomiendo recordar que el
“sin embargo” tiene que resolver SOLO y ÚNICAMENTE el conflicto, el “pero”.
El
conflicto siempre suele estar claro, porque el conflicto es en realidad la gran
idea de nuestra historia. Pero es fácil perderse a la hora de solucionarla. Por
ejemplo, hay quienes dirían: Romeo y Julieta se aman, pero los Montesco y los
Capuleto se odian, SIN EMBARGO, Romeo, con la connivencia de Fray Lorenzo,
conseguirá casarse en secreto con Julieta y…
No.
Eso es parte del desarrollo de la historia, pero ni mucho menos la resolución
del conflicto. Si el conflicto es, como hemos planteado aquí, que sus familias
se odian, ESO Y SOLO ESO ES LO QUE HAY QUE SOLUCIONAR. Por lo tanto, la
resolución será que sus familias se reconcilian, solo hay que pensar cómo
logramos esa reconciliación. Shakespeare
imaginó que la mejor forma de resolver el conflicto era dándoles un merecido y
trágico escarmiento como consecuencia del suicidio de sus hijos por amor.
La
síntesis de la historia debe ser expuesta entre una y cinco líneas (lo bueno si
breve, dos veces bueno) y, como hemos visto, ha de contener la presentación del
conflicto, su desarrollo y su solución, lo que el guionista Ben Brady llama “los tres momentos
del story-line: algo sucede, algo precisa ser hecho, algo se hace”.
Por
último, como dice Robert McKee, en
toda síntesis deben quedar claras dos ideas inspiradoras del proceso creativo:
La
PREMISA, idea que expresa el deseo del guionista de crear esa historia (en este
caso, un amor imposible).
La IDEA CONTROLADORA, significado último de la historia expresado a
través de la acción y emoción estético del clímax del último acto (el amor
triunfa sobre la muerte).
Propesta de ejercicios:
Tomando como punto de partida alguna de las ideas desarrolladas durante los ejercicios anteriores, elegid la que consideréis más óptima y trazad su síntesis o "story-line" en una sola oración (de no más de 5 líneas), utilizando OBLIGATORIAMENTE la conjunción PERO y la locución adverbial SIN EMBARGO.
Es muy importante no dar un paso más hasta tener bien definida está síntesis. La semana que viene veremos cómo se escribe una buena sinopsis.
Nos vemos en siete días. ¡Sed felices!
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