Por un lado tenemos a Ortega y Gasset que decía: "yo soy yo y mis
circunstancias". Por otro a Sartre que, en la misma época, postulaba:
"somos la suma de nuestros propios actos". Si unimos ambas
afirmaciones podríamos sentenciar: "yo soy yo y la suma de mis actos y
circunstancias". Entendiendo tales actos y circunstancias como el conjunto
de hechos y personas que se arremolinan alrededor de nuestras vidas y las atraviesan
en determinados momentos para pasar entonces a formar ya parte inextricable de
nosotros mismos para siempre.
Siempre lo he pensado así. Y, siendo así, cuando recibo un premio pienso
que gran parte del mérito no es mío, sino de los actos y circunstancias ajenas
a mi propio ser que me han hecho llegar hasta donde estoy. La verdad es que
cada uno de nosotros es como es, en parte, por el contexto en que vive y por
las personas que ha conocido a lo largo de su existencia y que le han
influenciado de alguna manera. Yo soy así, con mis escasas virtudes y mis
muchos defectos, para lo bueno y lo malo, porque nací, me crié y vivo en la
época y en los lugares que me han tocado en suerte y porque he conocido a toda
la gente que ha pasado por mi vida y que de una forma u otra ha influido en mí
desde que vine al mundo: familia cercana y lejana, profesores, compañeros de colegio,
colegas de la mili, jefes, empleados y compañeros de trabajo, parejas y
exparejas, alumnos y exalumnos, amigos -incluidos los de las redes sociales- y examigos,
personas magníficas y auténticos cabronazos (que de todo te encuentras), admiradores
e ídolos, conocidos y gente anónima que un día rozaron tu vida apenas unos
instantes, del mismo modo que también te influyen las lecturas, sueños,
vivencias, experiencias, amores, desamores, éxitos y fracasos, enfermedades,
locuras, aciertos, errores y demás.
Como mi cuerpo, que está compuesto por millones de átomos que ya han formado
parte de otros seres y elementos del universo, todos provenientes de una primera partícula primigenia, y que tarde o temprano se descompondrá para dejar que estos minúsculos corpúsculos que hoy me constituyen vayan a integrar otros objetos y seres, así también se ha forjado mi carácter, intentando
aprovechar lo mejor de quienes se han cruzado conmigo por el camino,
vampirizándolos, aprendiendo, amando, mimetizándome con ellos, y también intentando
darme en la medida de mi capacidad, para que algo de mí forme parte de ellos,
en un intento de generosa simbiosis quid pro quo de ida y vuelta.
De modo que, cuando familia, amigos y compañeros me hacéis un homenaje, en
realidad debería yo también homenajearos a vosotros porque todos vosotros sois
parte de mí, razón y causa a la vez de mis presuntos logros.
Muchas gracias. Mis éxitos son los vuestros. Este es mi homenaje. Va por vosotros! Sed felices! ;)
Sólo alguien tan generoso como tú puede convertir su virtud en la virtud de todos. Qué grande!
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