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sábado, 15 de noviembre de 2014

RUSO PARA PRINCIPIANTES


Selfie con Armen, mi traductor de ruso en Moscú.

Hoy escribo desde mi hotel en Moscú a donde he regresado, después de haber visitado la ciudad hace solamente un mes, para participar con “Arrugas” en el 7º Disability Film Festival. Llegué ayer y hoy por la mañana participé en una mesa redonda que trataba de dilucidar cómo el cine puede ayudar a romper las barreras sociales asociadas a supuestas “discapacidades” físicas o psíquicas y al envejecimiento. Altamente interesante. Afortunadamente, la organización había convocado a Armen, un traductor armenio —que aprendió español trabajando varios años en Buenos Aires— y que ya me tradujo la última vez que estuve en Rusia.

Después del debate, Armen se ofreció a enseñarme algo de esta grandiosa ciudad y yo acepté de buen grado. Paseando por varias de sus largas avenidas, descubrí el antiguo edificio de la KGB (hoy oficina del presidente), enfrente del edificio de los viejos Soviets, antiguo parlamento. Estaban unos frente a otros porque los Soviets vigilaban a la KGB y la KGB a los Soviets. Muy edificante e ilustrativo.  Deberían poner también en España al CNI (Centro Nacional de Inteligencia) enfrente del Congreso, a ver qué tal ;)

Parte posterior del antiguo edificio de la KGB.

Después de comer, cruzando la plaza de Slavyanskaya, nos detuvimos delante de un monumento erigido en honor de los hermanos Cirilo y Metodio —en ruso: Кирил и Методий— misioneros que predicaron la palabra de Dios a los eslavos allá por el siglo IX y que hoy son patronos de Europa, doblemente santos por las Iglesias católica y ortodoxa. Por cierto, aquí se celebra su día el 14 de febrero, como san Valentín.

Monumento a los hermanos Cirilo y Metodio en Moscú.

Pero hay más, resulta que estos santos consanguíneos, para poder enseñar la Biblia a las gentes del lugar, se inventaron un alfabeto que precisamente heredó su nombre del pequeño de la familia, KirilCirilo— y de ahí “alfabeto cirílico” o ruso (en ruso: русский алфавит).

En realidad, estos buenos hombres, lo que hicieron fue asignar símbolos que habían aprendido en Tesalónica y Grecia al alfabeto latino de toda la vida.

Mientras continuábamos nuestro paseo, me fijé que debajo de las señales de STOP aparecía la palabra “стоп”. “Es decir” —pensé— “la C es una S, la T y la O son lo mismo y la п es una P”. Efectivamente, Armen me explicó la equivalencia de varias letras. Traté de memorizar alguna y, de allí a un rato, tuve una epifanía.

Yo llamo “epifanías”, a esos momentos mágicos en los que creo tener una visión, una aparición (como cuando se me ocurre una gran idea para resolver un guión), algo así como la que debió tener Pablo cuando se cayó del caballo camino de Damasco, pero sin connotaciones religiosas, aunque sí igual de espirituales.

¿Os preguntaréis qué fue? Pues de repente leí un cartel que rezaba textualmente “ресторан” y comprendí que allí ponía “restaurante”. Me causó tal emoción que comencé a fijarme en todos los carteles que me encontraba al paso para transcribir las pocas letras que me había aprendido, preguntando las que aún no sabía a Armen.

Momento en el que tuve mi epifanía, con la visión del letrero de este restaurante.

Así comencé a “leer” ruso: “тариф” (tarifa), “кредит” (crédito), “нотариус” (notario). En realidad, lo único que estaba haciendo era sustituir las letras del alfabeto ruso por sus correspondientes en el abecedario latino y echarle imaginación. Si observáis la tabla de equivalencias podéis hacerlo vosotros mismos. 

Cuadro de equivalencias del alfabeto ruso al latino.

Por usar los ejemplos que he empleado en esta entrada del blog:

Кирил и Методий = Kiril i Metodiy = Cirilo y Metodio.
русский алфавит = russkiy alfavit = alfabeto ruso.
тариф = Tarif = tarifa.
кредит = Kredit = crédito.
нотариус = Notarius = Notario.
ресторан = Restoran = Restaurante.

Y lo bueno es que se pronuncia como en latín, es decir, “ресторан” se pronuncia “ristoran”, casi como en italiano.

Claramente, aquí pone NOTARIO...

En fin, que le fui leyendo en voz alta al bueno de Armen, todo cuando “reconocía” escrito en cirílico. Tan emocionado estaba que, al final de la tarde, aunque él se empeñaba en acompañarme de nuevo al hotel por si me perdía, decidí viajar solo en el METPO hasta mi parada, cuyo nombre ya sabía leer: “рижская”, o sea, “Rijskaya”, supongo que algo así como ¿“la calle (kaya) de Riga (capital de Letonia)? Genial! Vamos, ¡que tampoco es tan difícil el ruso!

El impresionante metro de Moscú, con algunas estaciones ¡por debajo de los 500 metros!

Ya puedo decir que me he perdido en el metro de Londres pero no en el de Moscú. Mañana más. Sed felices! ;)

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